Empieza el mes de Diciembre y con él da comienzo el espíritu navideño. Una época que generalmente evoca ilusión y alegría en las casas, especialmente en aquellas donde hay pequeñajos correteando. Preparativos navideños que en cada casa siguen una tradición y costumbres, y en las que involucrar a los niños nos ayudará a enseñarles a cultivar la ilusión. Una de las tradiciones navideñas que podemos incorporar y tunear a nuestra manera es el llamado Calendario de Adviento, un calendario de “cuenta-atrás” hasta el día de Navidad, con el que ir descubriendo las sorpresas que esconde cada día del calendario. Esta tradición, a la que podéis cambiarle el nombre por Calendario Navideño, Calendario de Invierno, etc. según vuestros gustos y tradiciones, no solo hace dulce y mágica la espera de estos días festivos, sino que podemos sacar de ella un valor educativo bastante interesante.
Os descubriré porqué.
Para empezar, conozcamos que el Calendario de Adviento es una tradición de origen alemán, concretamente de los luteranos alemanes, que data de finales del SXIX. La palabra Adviento viene del latín y significa “venida o llegada” de Cristo. En la Alemania protestante, durante el mes de diciembre, se hacía la cuenta atrás de los días que transcurrían hasta la llegada de la Navidad de diferentes formas, como trazando una línea con tiza en la pared o en la puerta de sus casas cada día que pasaba, dibujando una imagen en la ventana, escribiendo un texto bíblico o encendiendo una vela cada noche.
Fue en Munich donde el calendario de adviento, aún sin ventanas, se imprimió en 1908 por primera vez gracias a Gerhard Lang. A quien de niño su madre le hacía un sencillo calendario de Adviento con veinticuatro pequeñas piezas de dulces en un trozo de cartón. Con este primer calendario trasladó a los demás la costumbre que había vivido en casa, y su comercialización tuvo tanto éxito que en los años siguientes se introdujeron avances como que cada día fuera una ventana, encontrando tras ellas imágenes navideñas. Estos calendarios se vendieron hasta la Segunda Guerra Mundial, pero fue entonces cuando tuvo que detenerse la producción debido a la escasez de cartón y a la prohibición de imprimir calendarios con imágenes.
Pero tras el fin de la guerra y gracias a Richard Sellmer, en 1948 reanudó su producción, añadiendo además las chocolatinas tras cada una de las 24 ventanas. Entonces la popularidad de los mismos se extendió a toda Europa y empezó a exportarse por todo el mundo, hasta nuestros días, que podemos comprarlo en supermercados o tiendas de juguetes y regalos.
Está tan extendido, que incluso en el mundo “DIY” (hazlo tu mismo) es un indispensable en estas fechas, siendo cada vez más familias las que en lugar de comprarlo, crean su propio calendario y lo adaptan a sus gustos o creencias.


Es por ello que tanto para los que ya tenéis en casa vuestro calendario de adviento, como para los que no seguís esta tradición pero quizás os interesa hacerla vuestra, os cuento por qué sumaros a ella y porqué desde una visión pedagógica es una costumbre interesante para hacer con los niños.
Y para contaros el valor pedagógico que nos aporta seguir esta tradición, he empezado el post contándoos precisamente su origen. Porque, ¿cuántas tradiciones seguimos sin saber realmente su origen?. Pues aquí el primer valor pedagógico de seguir esta cuenta atrás llamada Adviento, que aprendemos su origen, cuándo, dónde, porqué y cómo se originó esto que ahora casi todos seguimos popularmente, sin darle mayor sentido que la cuenta atrás o buscando cómo usarlo como recurso para jugar, crear, compartir o conectar en familia durante este mes, pero sin conocer de dónde viene.
Por tanto, lo primero,
Os invito a conocer el origen de las tradiciones que seguís, aunque la hayáis adaptado a vuestro hogar, a vuestras creencias y vuestros intereses. Conocer cuál es su origen nos adentra desde la curiosidad en la historia, en otras culturas, en otros momentos históricos, en otras sociedades. Esto brindará a tu hijo un gran valor pedagógico, la curiosidad por conocer el mundo, además del conocimiento histórico que aprenda.
Además, el calendario de Adviento nos aporta otros puntos pedagógicos, como:
- Permite desarrollar el sentimiento de pertenencia a un grupo ( a la familia).
En todas las culturas y familias se establecen rituales y costumbres en torno a las celebraciones, en este caso en torno a la Navidad, Papá Noel o los Reyes Magos. Estos sencillos rituales que hacemos a veces sin percatarnos, pero que caracterizan y hacen diferente la manera de celebrar una misma fiesta en cada casa, generan en el niño un sentimiento de identidad, de permanencia a un grupo (en este caso a la familia, que además es el primer grupo y el más importante al que un niño sentirá o no que pertenece). Este sentimiento de identidad es importante para su desarrollo, sobre todo en los primeros años de vida, ya que le aporta aceptación de los demás, seguridad y cariño, fomentando una autoestima positiva y en buen desarrollo social.
- Permite desarrollar la gestión de emociones, el impulso y la capacidad de espera.
Cuando no podemos conseguir algo de forma inmediata y tenemos que esperar, como en este caso hay que esperar al día siguiente para descubrir otra sorpresa, solemos sentir frustración, nerviosismo, impaciencia… saber gestionar estas emociones nos permitirán desarrollar la capacidad de espera sin que ello sea un sufrimiento. Esto es importante para la vida adulta, pues saber gestionar la frustración y ser pacientes nos ayudará tanto en la vida personal como laboral, especialmente en una sociedad con una velocidad de cambios bastante rápida, y en la que ya es un hecho querer conseguir nuestros objetivos a la voz de “ya”. Por tanto, les ayudará a cultivar un estado de actividad más tranquilo, sosegado y paciente, importante para saber disfrutar de las cosas, saber esperar para conseguir objetivos, y ser paciente para encontrar soluciones ante problemas.
- Fomentamos el juego con números, el juego en familia y la reflexión.
Dependiendo de la edad podemos aprovechar la ocasión para estimular la cuenta de números, su grafía y las cantidades, también la cuenta-atrás, la resta y suma de días, o conceptos como el paso del tiempo. Es frecuente que los calendarios que compramos escondan chocolatinas o golosinas, pero si los realizamos nosotros mismo, podemos ampliar los juegos de números, como empleando números romanos, mediante operación numérica, etc. siempre acorde a la edad. Además al hacerlo de forma casera, no solo es más saludable, sino que tendrá mayor valor, pudiendo esconder frases, preguntas, recuerdos o pensamientos reflexivos, juegos de papel y lápiz, juegos cortos y sencillos para hacer en familia, retos, o actividades o momentos para compartir en familia como hacer galletas navideñas, decorar el árbol, crear un cine casero, ir a buscar a la naturaleza piñas o recursos naturales para decorar, compartir recuerdos, etc.
En definitiva, un perfecto recurso para compartir y dedicar tiempo al juego en familia.
Potenciar en estas fechas la ilusión , la magia y la fantasía en los niños es positivo para el desarrollo de su imaginación, de su pensamiento y sus emociones. Explícale a tu hijo cómo funciona el calendario y determinar un momento del día para abrir juntos la sorpresa, compartiendo el momento de forma relajada. Mi recomendación es que para que el adulto también mantenga la intriga, haya días en los que la sorpresa la haya puesto solo la mamá o solo el papá, de modo que uno de los dos no sepa qué contienen. De este modo, vosotros volvéis a conectar con el niño que lleváis dentro, cultivando esa ilusión, intriga y curiosidad que necesitáis para trasmitirla a vuestros hijos.
Y ya por último, saber que a la hora de elegir una calendario, mejor optar por hacerlo vosotros mismo y personalizarlo a vuestro gusto, en lugar de comprarlo con chocolatinas y dulces. O si os decidís por comprarlo, elegir aquellos que vienen vacíos de sorpresas para que podáis personalizar el contenido. ¿Por qué? Pues porque la vivencia de los juegos, de las actividades que incluyáis y los momentos compartidos en familia, será más enriquecedor, y sin duda más pedagógico y saludable.
¿Tú ya tienes el tuyo? Yo te dejo el enlace de Facebook , pincha aquí, donde te conté de qué se trataba mi calendario de Adviento personal. Si te gusta la idea… cuéntame si te has animado a hacerlo o si te la apuntas para futuras Navidades.
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¡Feliz espera navideña!
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