Aprende cómo y porqué fomentar ,desde la cotidianidad del hogar, una actitud de juego para favorecer el aprendizaje y desarrollo de tu hijo.
Ayer día 28 de mayo celebrábamos el Día Internacional del Juego. Un día que viene celebrándose desde 1990 en más de 40 países de todo el mundo. La iniciativa nació en la Asociación Internacional de Ludotecas, de la mano de la doctora Freda Kim, con el fin de defender la importancia del juego como elemento fundamental en el desarrollo de las personas. Y es que el juego tiene indiscutibles beneficios, permitiendo que en cada uno de nosotros crezca equilibradamente el cuerpo, la inteligencia, la afectividad y la socialización. Es fuente de placer, alegría, curiosidad, descubrimientos, retos, aprendizaje y satisfacción. Tal es su importancia que es un derecho de los niños expuesto en el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño.
El ser humano juega por el propio placer de jugar, movido por una motivación intrínseca, la curiosidad. El juego es curiosidad y nos permite descubrir, experimentar, explorar y manipular el entorno; obteniendo como beneficio colateral al juego el aprendizaje. Así, el juego se convierte en la forma natural de aprender, pues aprendemos a través de los sentidos, las emociones y el movimiento. Maria Montessori decía que
«aprendemos jugando desde el mismo nacimiento, a través del juego espontáneo que surge como respuesta a las necesidades del desarrollo».
Y el profesor e historiador J. Huizinga nos habla del juego como una capacidad del ser humano, como una actitud vital ante la vida, la actitud lúdica. Desde una visión científico-cultural lo sitúa como génesis y desarrollo de la cultura, llegando a decir que
«sin cierto desarrollo de una actitud lúdica, ninguna cultura es posible».
Por tanto, es importante que fomentemos que nuestros niños aprendan jugando, aprendan de forma libre y placentera; y por ello te pregunto, ¿cómo dejar que nuestro hijo aprenda jugando en la cotidianidad de casa? Y no me refiero a que esté entretenido con modernos y llamativos juguetes, tablets o la televisión. Me refiero a dejarle participar de la vida de casa , jugar con él en cada sencillo momento cotidiano: poniendo la mesa, durante el baño, mientras nos vestimos, cuan- do cocinamos, y dejándole experimentar y conocer el mundo que le rodea, es decir, dejándole jugar. El hogar y las rutinas cotidianas, es el primer escenario en el que el niño se desarrolla, y vosotros los padres, sois el primer agente educativo; por eso con vosotros y en el hogar ha de estar presente el juego como base no solo del aprendizaje de vuestros hijos, sino como base de su desarrollo integral. De modo que vivamos y desde el nacimiento le enseñemos a vivir con actitud lúdica, pues jugar es vivir.
Veamos entonces cómo conseguirlo. Lo primero es reconocer un enfoque activo y lúdico del aprendizaje de tu hijo en el transcurso natural y cotidiano de la vida familiar, y para ello has de recordar cuatro ideas básicas:
- Las experiencias y juegos que propongamos deben ser diferentes, motivadoras, en las que se implique de manera práctica experimentar y utilizar las manos, así como que fomenten el que el niño pueda hacer las cosas por sí mismo. Por ejemplo, que el agua la puede verter de un vaso a otro, pues descubrir que el agua moja, puede estar fría o caliente, o puede incluso convertirse en otra cosa como es el hielo, lo aprenderá mientras juega en el baño o en la cocina en el día a día. O por ejemplo, que pueda coger, curiosear, tocar, y buscar formas de ponerse su ropa. O cojer, tocar, manipular y probar por sí mismo las comidas.
Para que un niño aprenda a hacer algo, antes ha de explorarlo y jugarlo.
Indi Retuerto
- Plantea juegos sencillos que se adapten a la edad y habilidades de cada niño y que él sienta que tiene éxito desde el comienzo, así se mantendrá viva la motivación. Por ejemplo, si estamos poniendo la mesa, un niño de dos años podrá poner el pan o las servilletas. Si hacemos un pastel podremos dejarle un trozo de masa para que amase como nosotros, o que sea él quien sirva el agua en el vaso. Claro que podrá tirar el agua o ponerlo todo perdido de harina, pero tenemos que tener en cuenta que aprendemos con los errores y si no dejamos que lo intente no permitiremos que perfecciones sus habilidades.
- Deja que repita una y otra vez las cosas, las veces que necesite, ya que así estará mejorando sus acciones; y con cada repetición construirá patrones automáticos que se convertirán en imágenes mentales. Además estas imágenes mentales se representarán mediante el lenguaje, así que háblale y explícale cada cosa y situación que ocurre. El aprendizaje mejorará significativamente con este intercambio de ideas y palabras.
- Recuerda que cada niño tiene un ritmo y un tiempo de aprendizaje. Así como que el juego es libre y por tanto nunca debemos forzarles u obligar a jugar o participar. Nuestra actitud ha de ser de invitar, proponer, dar ejemplo, mostrar, facilitar; y no de obligar, presionar, exigir o menospreciar. Si damos libertad y observamos, veremos como el niño explora y juega de forma natural, guíate por él.
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