Las rabietas y berrinches son una de las principales preocupaciones de muchos padres con niños pequeños. El estrés del día a día más las rabietas continuas de nuestros niños pueden sumergirnos en un círculo vicioso de desesperación, ansiedad, frustración e impaciencia. Factores que sin darnos cuenta agravan aún más un estado de rabieta. Por eso, saber afrontar estos momentos es importante para mantener en el contexto familiar una armonía. Estado este, que fomentará el desarrollo y aprendizaje de una forma positiva y segura. Pero os preguntaréis, ¿por dónde empiezo?, pues tengo que deciros que la primera respuesta está en vosotros, es decir, en vuestra actitud y forma de comunicaros. Pero antes de abordar esto y saber cómo conseguirlo, vamos a aclarar unas ideas fundamentales que no debemos olvidar.
En primer lugar, las rabietas y berrinches son una etapa natural que todos los niños han de pasar y van a pasar, por lo que olvidémonos del ideal de que nuestros niños crezcan sin berrinches, pataletas o rabietas. Lo que si es cierto, y aquí el segundo punto, es que muchas veces estos momentos pueden ser fomentados de forma involuntaria por el adulto. Esto puede ocurrir por la sencilla razón de que nadie nos enseña cómo afrontar la crianza y educación de los hijos, y en ocasiones carecemos de estrategias y recursos, o podemos estar aplicando una estrategia errónea.
Sin embargo, no por ello debemos pensar que es nuestra culpa. Y este es el tercer punto fundamental, en ningún caso las rabietas han de hacernos sentir culpables o angustiarnos. Pues ya hemos mencionado que son una etapa natural del desarrollo. Lo que si tenemos que tener claro es que nosotros seremos quienes guiemos a nuestros hijos y por tanto dependerá de nosotros y no de ellos, el que los momentos de rabietas se solucionen y se gestionen de la mejor manera posible y sobre todo de forma pedagógica. Esto quiere decir, que no solo consigamos afrontar esta etapa, sino que de esos momentos y conductas surjan aprendizajes significativos y positivos.
Teniendo integrados estos tres puntos, podemos retomar la pregunta de por dónde empiezo para gestionar las rabietas y berrinches. Pregunta para la que hemos dicho que la respuesta es vuestra actitud y forma de comunicaros. Pero ¿por qué digo esto? Pues porque para que una buena estrategia educativa tenga éxito, ha de aplicarse desde una actitud y comunicación tranquila, relajada, de cariño y lúdica. Porque si nosotros intentamos gestionar una rabieta, pero por dentro estamos enfadados, angustiados, nos sentimos culpables, frustrados, etc. no será efectivo y solo conseguiremos que el estado de rabieta aumente y nuestro estado interior también siga enfureciéndose, lo que al final es un círculo vicioso de más difícil salida. Así que con los tres puntos fundamentales integrados, seremos capaces de poner perspectiva a la situación y tomar la actitud necesaria para empezar a gestionar rabietas … y lo sé, hay días malos que estamos que nos subimos por las paredes (trabajo, situaciones familiares, económicas, etc.), pero aún en esos días, aunque predominen emociones negativas ( también tenemos derecho a sentirlas y dejarlas que fluyan), en el momento que te diriges o que estás con tu hijo, deberemos hacer un trabajo de gestión emocional personal para no pagar esas emociones con él, permitiéndonos tener la atención y los cinco sentidos en lo que les contamos, lo que nos cuentan, lo que hacemos o jugamos con ellos. Solo de esta manera seremos capaces de escuchar y dar importancia real a las emociones de nuestros hijos en cada situación, clave para empatizar con ellos y comprenderlos.
Y si os preguntáis qué tiene que ver empatizar y comprenderlos con las rabietas y berrinches, la relación es que necesitamos ponernos en su lugar y en su perspectiva para saber cuál es la estrategia adecuada para gestionar el berrinche en cada momento. Y una vez tomada la actitud correcta y empatizando con ellos, vamos a ver algunos pasos para gestionarlas.
- Si el pequeño ya está inmerso en una rabieta, no te pelees con él o intentes imponer tú postura, entonces estarías en una lucha sin sentido que implica un círculo vicioso, aumentando la rabieta y tu enfado.
- En pleno berrinche fuerte o pataleta no intentes razonar, en esos momentos el cerebro analítico está apagado, espera que se calme y luego hablas y explicas.
- Si se ha tirado al suelo o da pataletas, prevé cualquier peligro y si existiera retíralo o muévelo donde no pueda hacerse daño, no lo intentes contener o agarrar si no se deja, simplemente estate al lado suyo acompañando el momento hasta que se vaya calmando. Expresa mensajes del tipo “ cuando te relajes un poco volvemos a jugar “, “ cuando te calmes un poco te ayudo o hablamos para solucionar que ha pasado” , etc.
- Revisa la situación, es decir, piensa que está fallando para provocar la rabieta ( ya no quiere comer más, tiene sueño, quiere jugar más rato, no quiere que algo se termine o cambiar de actividad, etc.) y cuando esté calmado expresa mensajes “ entiendo, sé que quieres, o te gustaría….. pero, ahora no podemos…., ahora tenemos que….., mañana vuelves a ….. , podemos buscar una solución…. “ etc. de manera que ellos vean que entiendes y comprendes qué quieren comunicar con esa rabieta y que tú les ayudas, les acompañas, les ofreces otra alternativa.
- Utilizar la misma estrategia una y otra vez e intentar que el niño comprenda y cambie, es erróneo, cambia tú de estrategia ( acuérdate de empatizar y buscar juego para que todo sea más divertido y motivador).
- Si has puesto un límite claro y la rabieta ocurre ante un límite puesto, no cedas para solucionar un berrinche ( a veces podemos cambiar los límites, pero esto es otro tema ). No le tengas miedo a las rabietas o pataletas, mantén una actitud de calma, escucha, acompañamiento y empatía, cuando se calme explica y propón otra alternativa. Pero no retires un límite (si no consideras que tengas que modificarlo en esa situación) solo por miedo o para evitar la pataleta.
- Ten presente que el movimiento físico y el juego son recursos que ayudan a desbloquear un estado emocional, en este caso el del cerebro más primitivo que provoca las rabietas y berrinches. Recuerda usar estos recursos.
- Si tú también estás perdiendo los papeles (vosotros también tenéis emociones) recuerda respirar, es fácil decir algo que no debemos o de una forma inapropiada, o agarrar de una forma brusca que no comunica lo que deseamos en ese momento, y regresa a tu calma antes de seguir centrada en cómo gestionar la rabieta.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado