¿Reciclar es un hábito en los hogares ibicencos?
Los datos muestran que tan solo se recicla en Ibiza el 13%, frente a la media española que se sitúa en un 27%. Un cifra un tanto baja, que nos revela que queda trabajo por hacer en la educación ambiental y que los ciudadanos aún tenemos que poner más atención y cuidado, en cómo estamos tratando al medio ambiente y cual son nuestras acciones.Con el nuevo Plan Director que ha anunciado recientemente el Consell, el objetivo es doblar el porcentaje de reciclaje actual para 2020, llegando a una cifra mínima del 50% y reducir en los hogares pitiüsos un 10% de la basura que generamos actualmente.
Desde los hogares debemos concienciarnos de la importancia de reciclar y separar bien los residuos que echamos a la basura, ya que nosotros somos el primer eslabón de la cadena de reciclaje. Pero no consiste únicamente en que tiremos a la basura de forma correcta los residuos, va más allá. Se trata de concienciarnos de manera realmente comprometida, para que contribuyamos a la educación ambiental y concienciación, de la importancia de este gesto, en nuestros hijos. Con el fin de que en un futuro sean adultos responsables con el medio ambiente y reciclar se haya convertido en un hábito totalmente natural.
¿Cómo educamos a nuestros hijos en el hábito de reciclar?
Educar en buenos hábitos tiene desde mi punto de vista tres patas clave, para conseguir que se sostenga una acción como hábito.
- En primer lugar, se trata de la coherencia y el ejemplo. Es decir, debemos ser coherentes con lo que tratamos de enseñarles y educar con el ejemplo. Todos sabemos que una parte importante del aprendizaje en edades tempranas es por imitación, por ello nosotros debemos ser el mejor ejemplo de lo que queremos educar en nuestros hijos, pero eso si, de forma coherente. Esto quiere decir, que no vale con que hagamos buenas acciones solo cuando nuestros hijos estén delante o cuando se lo estemos explicando. Nosotros debemos confiar y creer en lo que educamos, incorporándolo primero en nuestras propias acciones y conductas. Solo así seremos realmente un buen ejemplo.
- En segundo lugar necesitamos que se produzca un aprendizaje significativo, es decir, que el niño de forma activa y personal, cree su propio aprendizaje relacionando su conocimiento previo del mundo, con la experiencia y los nuevos conceptos, dando lugar a un nuevo conocimiento integrado y con significado. Y para que esto ocurra tenemos que educar desde la experiencia, de forma que el niño no solo memorice unos conceptos, ideas o acciones, sino que de forma activa y participativa sea protagonista de ellas.
- Y como tercer punto clave, está el juego. ¿Por qué el juego? Porque no se educa con obligaciones o castigos, se educa con cariño, sonrisas y diversión. La forma natural de aprender en los niños es a través del juego, ya que con el juego aprenden de forma significativa y divertida. Y cuando nos involucramos en el juego de los niños y educamos a través de ello, de forma natural no empleamos imposiciones, malas caras, gritos o impaciencia. Cuando educamos con el juego les dejamos hacer, les sonreímos, nos divertimos con ellos, tenemos paciencia y nuestro tono de voz y actitud son relajados.
En este caso no solo queremos enseñar algo, el reciclaje, sino que queremos educar y enseñar un buen hábito. Por ello, cada día debemos dedicar, en esos pequeños momentos cotidianos en que aparece el gesto de tirar un residuo a la basura (puede ser un buen momento tras la merienda o la cena), unos pocos minutos para desarrollar ese sencillo juego que hayamos ideado. Podemos empezar desde edades tempranas, una edad ideal es a partir de los dos o dos años y medio. Además, la característica del reciclado, diferenciando los residuos por colores, nos facilita la tarea ya que a los niños les encantará jugar relacionando colores, conceptos que están aprendiendo en estas edades.
Y como ejemplos, os dejo tres sencillas ideas de juego y os invito a que deis rienda suelta a la imaginación.
“¿ADIVINA, ADIVINANZA, EN QUÉ CUBO TIRO ESTE OBJETO?”
Con varios dibujos de objetos cotidianos a reciclar (vasito de yogur, piel de naranja, caja de galletas, o bote de mermelada) los pegamos en el cubo de la basura correspondiente. Cuando tengamos que tirar uno de estos objetos, nuestro peque nos ayudará a identificar en qué cubo está dibujado el objeto.
A partir de los dos años puedes jugar a esta adivinanza con tu niño, pero además, según vaya creciendo podréis hacer juntos los dibujos, colorearlos, recortarlos y pegarlos en el cubo que corresponda. Además de que podréis ir dibujando y añadiendo otros nuevos tipos de residuos. A medida que el niño crece, podemos hacer más complejo el juego añadiendo más objetos, sustituir el dibujo completo por únicamente las siluetas y sustituir los dibujos por palabras.
“CAMINITOS DE COLORES “
Con unas cintas adhesivas de los colores de reciclado podemos crear un caminito de cada color, de manera que estos caminos se crucen entre ellos hasta llegar al cubo correspondiente. Cuando tengamos un residuo para tirar, les diremos un color y nuestro peque podrá ir por la línea de ese color sin pisar fuera de ella hasta llegar al cubo.
También podéis hacer el camino con pegatinas o aros. Además, para intentar no salirnos del camino ponemos en marcha el equilibrio, pudiendo introducir todas las variantes que queráis al juego (color azul hay que caminar de puntillas, el amarillo con los talones, etc.).
“PAREJAS DE RECICLAJE”
A partir de los 3 años y medio o 4 años, podemos ir incorporando los materiales de los residuos a los juegos. Aunque en los juegos anteriores les hayamos explicado porqué cada color y de qué están hecho los objetos que hemos tirado, ahora podemos quitar protagonismo a los colores y dárselo al material. Vidrio, papel, plástico, orgánico… podemos hacer el primer juego de la adivinanza, pero cambiando el dibujo puesto en el cubo por la inicial del material, de manera que asociemos cada objeto con la primera letra del material correspondiente y posteriormente podemos sustituir la inicial, por la palabra completa de los materiales. En estas edades tu peque ya ha comenzado a jugar con los sonidos y las letras, lo que nos permite jugar a emparejar objetos y primeros sonidos de las palabras, los grafemas y posteriormente palabras completas.
Solo debéis recordar que en el hogar también se generan algunos de los considerados residuos peligrosos, como son el aceite, pinturas y barnices, productos de limpieza o las pilas y baterías usadas. En este caso, recuerda que no podemos tirarlo a los contenedores y debemos llevarlos a alguno de los 6 puntos limpios de la isla o bien al centro de reciclaje Ca Na Negreta. Esta puede ser otra sencilla actividad para los niños a partir de cinco años. Solo hay que añadir curiosidad al tema y ya tenemos otro juego “EL VIAJE DE LAS PILAS AGOTADAS DE MI JUGUETE”…
¿Os animáis a jugar?
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